Algunos lugares en Canarias
Canarias siempre ha sido sinónimo de sol y playa. Pero cada una de las siete islas tiene rincones maravillosos para descubrir y para disfrutar sin necesidad de perder el día tumbado en una hamaca. Hay algunos muy famosos -como los parques nacionales (Teide, Garajonay, Timanfaya...)- y otros menos conocidos pero no por eso menos recomendables.
Dunas de Maspalomas (Gran Canaria)
Maspalomas es uno de los paisajes más fascinantes de todo el archipiélago. El efecto pantalla que provocan las altas cumbres de la isla de Gran Canaria provocó que el sur quedara sumido en un clima árido, casi desértico. Son las dunas de Maspalomas, un trocito del Sáhara varado en tierra canaria. Tras los procesos de glaciación que hicieron aumentar y disminuir el nivel del mar, y la posterior retirada del mar la arena quedó al descubierto y el viento la fue lanzando tierra adentro, favorecido por el clima seco del sur de la isla. Así fue como nacieron esos grandes campos de dunas que modelan un mar de belleza inaudita, acosado de cerca por las urbanizaciones turísticas de la Playa del Inglés, sí, pero salvado afortunadamente del desastre en 1982 gracias a su declaración como Reserva Natural Especial.
Barrancos de Guayadeque y Tirajana (Gran Canaria)
Gran Canaria es un isla vertical con increíbles paredes de piedra que parecen talladas para proteger algún tesoro oculto. Entre ellas se abren grandes tajos que rasgan la coraza pétrea de la isla en canal, barrancos que se descuelgan desde las cumbres hasta el mar por efecto del agua de escorrentía. Como el deGuayadeque, que estuvo profusamente habitado por los canarii, los aborígenes de las islas antes de la llegada de los castellanos. Los barrancos de San Bartolomé de Tirajana fracturan todo el sector sureste de la isla. Entre estos tubos de piedra se esconden parajes fabulosos como los riscos de Tirajana, o el palmeral de Taidia, donde hay numerosos yacimientos prehispánicos. En el barranco de Fataga se localizó la interesante necrópolis de Arteara.
Península de Jandía (Fuerteventura)
Es el más conocido de estos 12 rincones "poco conocidos". Pero no quería dejar fuera a Fuerteventura, una isla que parece un pedacito del Sahara que quedó varado en medio del océano. Más que una playa tranquila, la península de Jandía es un universo de litoral virgen que ocupa toda la porción sur de la isla. Un universo de arenas solitarias y piedra desnuda, accesible solo por una pista de tierra, en el que si exceptuamos algunas tropelías urbanísticas como las de Costa Calma o Morro Jable, solo encontraremos kilómetros y kilómetros de playas solitarias de arena fina y dorada, aguas de color esmeralda que nada tienen que envidiar al Caribe y una ingente riqueza biológica.
Caleta de Famara (Lanzarote)
Es uno de esos lugares hechizantes del que caes rendido sin saber por qué. No tiene nada de especial, y sin embargo rezuma el olor de los lugares elegidos, de las lejanías que poseen la virtud de sacarte del mundo real para transportarte a otro donde todo es paz y silencio. Las calles son de arena; el urbanismo es caótico,el viento sopla sin piedad, el azul del mar se sale del mar para envolver el caserío. En la Caleta de Famara el concepto espacio adquiere otra dimensión. Porque los espacios parecen aquí infinitos, abiertos hasta la eternidad. La caleta, que en realidad es un enorme playazo, queda cercada al norte por los acantilados de Famara, una muralla negra donde se enredan los alisios que llegan del Atlántico. Por el sur, en cambio, el arenal fuga sin que nada lo detenga hasta donde se pierde la vista. Un lugar para llegar, enamorarse y quedarse.
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